…
El Destino de cada ser humano no tiene Principio, porque se encuentra en estado latente por sobre la existencia temporal de la Especie.
Es decir, más allá que al hombre le parezca que sí lo tiene, no lo tiene, porque su conformación biológica y etérea no es de 1, ni de 2, su conformación es Dual, una parte es la Conciencia de saberse Ser Humano y otra parte está atada a la Naturaleza en su conjunto.
Es un ser Dual que no puede dividirse.
Sumergido en un Destino, éste no se limita a su individualidad. La quietud no lo abarca.
El movimiento es inasible desde la Razón, pero sí lo es desde la Intuición.
Aquí adquiere concepto y relevancia.
Desde aquí se vislumbra con claridad el tiempo por venir.
El Destino está antes que comience a caminar su trecho de vida cada ser humano, pájaro, reptil, oso o tiburón.
Esto solo es posible descifrarlo después de 32 años de trabajo interno con la totalidad.
La comprensión de Principio me fue revelado antes que los hechos se sucedieran, antes que el camino se desarrollara, antes que supiera lo que debía ser y hacer.
Me fue revelado en mis poesías o prosas que escribía en tiempos virginales antes que el Destino me alcanzara en la concreción real de lo que debía ser.
Por lo tanto, no hubo historia previa, ni Maestros que dirigieran el camino; no hubo búsqueda ni compañeros de ruta.
No hubo señales, ni brújula que me indicara el camino a seguir; no sabía de Certezas, estaba solo.
Solo con mi voz interior que es la misma voz que acompaña al niño pero que luego se pierde sin remedio, hasta que el Destino le permite recuperarlo.
La voz interior de todos.
La voz ancestral que inunda a todos los seres de la tierra.
Una voz que libera el conocimiento y que lo lleva directo a la Conciencia.
Una voz sin sonido.
Una voz que es un lenguaje.
Un lenguaje sin vocales ni consonantes.
Una voz que llega como respuesta del hacer y del sentir.
En mí esa voz creció a tal punto que no hubo separación entre el afuera y el adentro.
Esa voz cubrió todos los espacios del intelecto y del alma.
En la cima de una Montaña una noche de Agosto de 1990 observé un corazón de estrellas en el cielo nocturno.
Ese hecho marcó el inicio de un ciclo de existencia que ya promedia los 32 años.
Tenía 36 años.
Tenía mi espíritu joven.
Allí comencé un largo transitar.
Allí mi Ser adquirió Conciencia de un Destino Mayor; uno que incluía a toda la Especie Humana.
En ese Primer tiempo (1990 – 2000) con la conciencia inicial de saber lo que debía Ser y hacer, comencé a transitar la geografía Argentina, de Norte a Sur, de Este a Oeste, llevando las primeras enseñanzas que en mí se despertaban desde la voz Mayor del Todo.
Poblé mis días de nombres, rostros, voces, poblados, caminos, ciudades, desde el Río Paraná hasta el Río Negro, desde el Océano Atlántico hasta la cordillera.
Transité los días, los meses, los años.
Una década ayudando al sufriente, cobijando al desprotegido, aliviando la carga de las emociones controvertidas.
Todos buscaban respuestas que estaban en Mí, sabía del Pasado, Presente y Futuro.
Sabía lo que pensaban o soñaban de noche, sabía de sus enfermedades antes que ellos, sabía de sus temores y amores, en mi presencia o en otro país, todo sabía…
Y sé aún.
Supe modificar sus tiempos de dolor por amor.
Supe calmar los dolores físicos imponiendo mi mano sobre las personas.
Tenía el Don
Supe a poco de andar que ese Don era la Intuición.
Durante esos primeros 10 años permanecí ajustado al movimiento del afuera, que me mostraba con claridad la solución primera.
Percibí con certeza que los seres de la tierra seguían un Mandato que los llevaba a hacer lo correcto siempre, pues una corrección engarzada a otra corrección generaba un orden mayor y desde allí la convivencia pacífica era posible y natural.
Nunca decidí mi destino, claramente porque estaba atado a ese Orden Mayor que es la Conciencia que determina el movimiento del Universo.
Mi andar estuvo y está dirigido por esa voz mayor día tras día, segundo a segundo, solo así existe la Unidad de Mi Ser y la del Todo.
Desde ese lugar de comprensión, pasados ya los 10 años de andar por los caminos, él me reveló un Libro que me dictó en somnolencia, el cual es la base del conocimiento de la verdad a través de la Intuición.
Comenzó allí un Segundo Tiempo (2000 – 2010).
Dejé atrás el largo caminar y me asenté a enseñar lo sabido desde ese Primer Libro de la Primera Era, El Libro de Dios.
Principé hablando con un pequeño grupo de 25 personas que se habían quedado cerca mío, estos en pocos meses se transformaron en 70. Allí estaban los primeros, ese fue el semillero de los Guías, fueron y son los que dieron origen al sueño de vivir libres de Dogmas y Ritos, de leyendas y fantasías.
El Todo nos dio un nombre;La Comunidad
del Libro; compuesto por ateos, agnósticos, judíos, cristianos, budistas.
Desde dicho libro les enseñé las Prioridades de Vida, los Valores Morales, las Leyes Naturales y a desarrollar la Intuición.
Para asentar dicha comunidad el Todo nombró a 13 personas y les dio el nombre de Guías, bajo ese paraguas se conformó una suma de voluntades que seguían mis directivas con absoluta confianza.
Les di funciones y conocimiento y así fueron creciendo hasta convertirse en los Primeros Maestros Guías de Intuición.
Desde dicho Libro tomé la teoría para los Manuales de Estudio de los 4 niveles.
1er. Nivel- La Intuición a través de la Razón.
2do. Nivel-La Intuición a través de los Sentidos.
3er. Nivel-La Intuición a través de los Sentimientos.
4to Nivel-Estudio del instante.
En el 2001 se nombró a los 13 primeros Guías y a partir de allí a medida que algunos no seguían por falta de conocimiento, elegía a otros que ocuparon la función, ya que siempre debería haber 13.
Fueron los Guías los que salieron a la calle a buscar lugares públicos para impartir la Nueva Enseñanza.
Así se originó: La Escuela del Estudio de la Intuición.
© 2022 Copyright All Right Reserved